jueves, 11 de septiembre de 2008

El Ferrocarril


Si tuviera que realizar una comparación de lo que es una familia, diría que esta se asemeja a un ferrocarril, en el que cada integrante de ella son los vagones que conforman el tren.

Mientras la familia esta unida, el tren marcha en una sola dirección. Sin embargo, cuando los hijos van creciendo el tren comienza a oxidarse y los que ayer fueron pequeños vagones, hoy olvidan los rieles que tantas veces los vieron pasar, buscan sus propios carriles.

Sobre el tren que ayer marchaba con fuerza y vigor, tan solo quedan restos en algún carril olvidado, donde ya nadie los espera llegar; quizás porque no hay moradores en el aquel lugar o porque duele ver desplomado aquel gran ferrocarril.

¿Sera esta la ley de la vida o un decreto que ha promulgado el hombre con sus actos, por no cuidar del tren y por consiguiente dejar que huyan los vagones?

Se que la respuesta la hallare cuando elija mis propios rieles que he recorrer y deje atrás el ferrocarril que hoy me guía…


“Hoy recorro la línea férrea de papá y mamá… mañana, caminaré por los rieles de mi conciencia”

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