Se encerró en su amargura, se quedó en los recuerdos... tantas tardes de abril, tantos besos, tantos Te Quiero. Se burlaron del destino; ella seguía siendo su "mujer", aunque el invierno en las noches de agosto era huesped en su habitación.
Se volvieron prisioneros de la rutina y complices de la pereza; ella se entragaba por cumplimiento, fingía para su hombría satisfacer.
El la buscaba, quería amarla y ella se escurría, no quería sentir su piel. Ella escribía versos, él le regalaba rosas, fuese un idilio, si por lo menos se juntacen sus bocas.
Compartían todo; iban a la cocina, él preparaba café, ella jugo y pastel; sonreían todo el tiempo, él con sus locuras y ella con su sensatez.
Una noche la luz de la luna los embrujó, él alcanzó su piel, ella lo amó con timidez, sí fue su mujer!, era un motivo para celebrar.
Su familia se concretó, el niño nació... que gran felicidad! pensaba él, mientras ella se encarcelaba en la gran responsabilidad.
Entre suplicas y copas llegó el segundo bebé... regalos, sonrisas,... ya estaban realizados, todo y al final nada... para qué???
Llamadas, poemas, caricias furtivas... y al salir la luna, volvía la rutina; él se acostaba a su lado, regresaba el invierno, ella solo quería dormir en su pecho, él divisaba su cuerpo.
El frío heló sus cuerpos, sus sentimientos.
El buscó calor en otros brazos, ella lo espera hasta el momento.
1 comentario:
vieja se me salen las lagrimas con eso!! esta super fuerte, pero mas claro no puede ser!! Ah y DUH!! claro que no voy a poner de que se trata esta historia, recuerda que eso me lo contaste en confidencia Manis!!
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